Hace tiempo que no comía espárragos y la verdad es que tenía mucho antojo. En una de mis visitas rutinarias por el mercado de Augsburgo clavé mi vista en un buen manojo de espárragos blancos frescos. En España no tenemos mucha costumbre de comprar los espárragos frescos, los que tenemos enlatados son de una calidad increíble, pero nada que ver con la delicadeza de un espárrago tibio recién cocido. Son una verdura fantástica y aquí en Alemania los tratan como un auténtico manjar.
En esta receta no hay grandes complicaciones. Los espárragos irán acompañados de una yema de huevo fluida, una tapenade de aceituna negra y un poco de queso manchego.
Simple, se complementa a la perfección y sabroso. Imaginaos los espárragos dulces, con la untuosidad de la yema y la acidez y contundencia de las aceitunas negras. Una combinación perfecta. Probad esta receta de espárragos frescos y esperad una grata sorpresa.